martes, 9 de junio de 2009

España Futbol

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A mayor gloria de Villa, convertido en el tercer máximo goleador de la historia de la selección, y con la autoridad y el buen fútbol que le son inherentes, España destrozó a la débil Azerbaiyán y engordó su estratosférica estadística , ésa que reza que lleva 32 partidos sin perder. España solventó con facilidad el conflicto (es un decir) con el que se encontró, el lugar que la federación eligió para que la selección preparara su inminente participación en la Copa Confederaciones y, de paso, para hacer caja, que jugosos son los 750.000 euros que se embolsará. Lo hará en un evento que sirvió a Del Bosque para realizar probaturas, pero que no dejó de ser un engorro, estando como está Azerbaiyán a más de 4.400 kilómetros de Madrid y, lo que es peor, a 7.730 de Johhanesburgo, próximo destino de la selección.

Pero el partido, amén de certificar que el equipo sigue inspirado, dejó detalles más allá del incontestable resultado final, el lógico cuando se miden la selección número uno del mundo y la 140, que éste es el puesto ocupado por Azerbaiyán. Se desconoce si ésta tiene algo que ver con Suráfrica, Irak o Nueva Zelanda, rivales de España en la primera fase de la Copa Confederaciones. Lo mismo da. El equipo de Del Bosque es tan superior a casi todos sus rivales, o a todos mientras los resultados no digan lo contrario, que resuelve entuertos, de altura o minúsculos como el de Bakú, sin inmutarse y sin renunciar a sus principios. España toca, toca y toca, y si así es capaz de marear a Alemania, por ejemplo, qué no hará con Azerbaiyán.

Tanta es la admiración que despierta la roja, que en los prolegómenos del partido se vivió algo insólito: los jugadores de Azerbaiyán pidieron a los españoles hacerse una foto juntos, una instantánea para la historia, prueba de la pleitesía que en cualquier sitio, por lejano que esté, se le tiene al campeón de Europa.

Del Bosque dio descanso en el inicio a varios indiscutibles y puso en liza un once sin un solo jugador del Barça, de esa pandilla que se ha hartado de ganar títulos. Y lo cierto es que el equipo tardó en arrancar. Cesc se pegó demasiado a Xabi Alonso, lejos del área rival, y se quedó sin capacidad de sorpresa. , mal asunto cuando en el césped no estaban ni el reservado Xavi ni el descartado Iniesta.Pero apareció Cazorla para revolucionar la media punta y por ahí creció España. Un chut de Villa al palo y otro de Cazorla que sacó el portero fueron los primeros avisos. De repente, Cesc dio un paso al frente, avanzó con la pelota cosida al pie y cedió a la derecha, para que Cazorla encontrara el hueco, la llegada por la banda de Arbeloa, el centro de éste y el remate fulminante de Villa.

Todo cambió. El equipo apretó el acelerador, Villa sacó el cañón e hizo el segundo con un salvaje disparo desde fuera del área. Un penalti a Cesc, que se llevó un trompazo de cuidado en la frente que le hizo sangrar a lo grande, permitió a Villa firmar el triplete, su gol número 28 con la selección, ya sólo por detrás de Raúl (44) y Hierro (29) en la história.

Tras el descanso, Del Bosque movió ficha y el equipo, lejos de contemporizar, siguió creciendo, ahora al dictado de Xavi. Riera cabalgó y cruzó un zurdazo ante la salida del portero antes de que Güiza rematara en el área un centro de Ramos. Quedaba que Xavi levantara la cabeza. La levantó. Como ante Alemania en la final de la Eurocopa, oteó el horizonte y vio la carrera de Torres junto a dos rivales. Ya se sabe cómo acaban estas escenas, con el balón en el pie derecho de Torres y con éste levantándolo gracias a un toque sutil ante la salida del portero, colofón de un partido sin más historia que la que sigue haciendo una selección, España, que disfruta, arrasa y enamora incluso a los rivales, que ya no disimulan su admiración.

 

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