jueves, 5 de junio de 2008

Lágrimas y aplausos en el festejo de Mirtha

Como una novia en el día de su casamiento, vestida de gala para la ocasión con vaporosos volados, Mirtha Legrand fue paseando mesa por mesa para saludar y conversar con los invitados: nada menos que cuarenta personalidades del mundo artístico, periodístico y político convocadas para rendirle honor al histórico programa en su emisión número 5284. Es que Almorzando con Mirtha Legrand, el programa de la eterna conductora de los almuerzos televisivos, cumplió ayer 40 años y, entre lágrimas, música, aplausos y repetidos brindis, Mirtha festejó su extensa trayectoria. Para ubicar en el tiempo la primera emisión es preciso retrotraerse en el calendario hasta el 3 de junio de 1968. Quizá por eso, ya desde el inicio del programa, Mirtha necesitó del auxilio de los pañuelos para contener las lágrimas, y una vez sentada a la mesa también recurrió a las servilletas para el mismo fin. La extensa lista de figuras y artistas, que fueron ubicados en distintas mesas también decoradas como para un casamiento, incluyó a los fieles amigos de Legrand, como Juan Carlos Calabró y su popular hija Ileana, Linda Peretz, Juan Carlos Mesa y Amelia Bence; su locutora histórica, Nelly Trenti, y figuras del espectáculo como Antonio Gasalla, China Zorrilla, Miguel Angel Cherutti, Carmen Barbieri, Reina Reech, Estela Raval, Catherine Fulop y Enrique Pinti -quien llegó tarde, pero fue perdonado por la anfitriona-, entre muchísimos otros. El programa, que fue un verdadero derroche de halagos y agradecimientos, comenzó con los tradicionales y numerosos saludos de la conductora hacia su audiencia y hacia sus amigos. "Me siento muy amada por el público", dijo una emocionada Legrand. También comentó que a lo largo de los años se ha peleado con varias figuras, pero que ahora no quiere enemistarse con nadie. "Me amigué con Rial [Jorge], con Gelblung [Chiche] y también con Gasalla [Antonio]", y de paso aprovechó para pedirle al cómico que no hablara mal de ella en su próxima obra teatral. La conductora habló y opinó, como siempre lo hace, siguiendo sus impulsos, sin privarse de nada. Con gesto inocente le preguntó a Florencia de la V si iba a actuar de mujer en El exitoso señor Pells. Pero también aprovechó para dedicarse un piropo: "Estoy cada vez más flaca, ¿vieron?". Claro que si hay algo que no brilló por su ausencia fueron los cumplidos de parte de sus invitados. "Yo soy Roberto Giordano por Daniel Tinayre", le prodigó el estilista. Todas las cualidades de la conductora fueron subrayadas: su memoria, su capacidad de trabajo y tantas otras que lograron que la sonrisa de Legrand fuera ensanchándose a medida que transcurría el multitudinario almuerzo. La problemática del campo sobrevoló las distintas mesas desperdigadas en el estudio de América. Al llegar al grupo más politizado del conjunto, Elisa Carrió se despachó con su opinión, que resaltó el poder destructor de los Kirchner. Raúl Lavié, por su parte, inauguró el micrófono con la nostálgica "Honrar la vida" y, a partir de allí, la música comenzó a ser también protagonista del concurrido ágape. Otro de los intérpretes, Cacho Castaña, se consagró como el Sarmiento del programa que trae suerte, ya que tiene el récord de asistencia: 66 almuerzos. El popular cantante se animó, y no sólo a cantar: al ritmo de "Señora" contoneó sus caderas junto con Luciana Salazar e Ileana Calabró. Otro de los números musicales llegó con Paz Martínez, que entonó "Entre la tierra y el cielo", tarareado por la mayoría de las comensales. Pero fue una sencilla pregunta del periodista Luis Majul, "¿Cómo se levantó a la mañana?, la que hizo que la conductora finalmente se quebrara, tanto que pidió una pausa para recuperarse. Cuando el programa ya llegaba a su fin, una enorme torta, adornada con blancos copos y con dos velitas que, como aclaró la conductora, representaban 20 años cada una, coronó el merecido festejo. Mirtha reunió a los invitados alrededor de la torta y se despidió como suele hacerlo desde su primera aparición frente a la pantalla chica, con una sonrisa y, esta vez, también con lágrimas de emoción.

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